LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO |
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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS |
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GÉNESIS DE LA SALVACIÓN DE LA PLENITUD DE LAS NACIONES. ENSAYO BÍBLICO
Capítulo
4
CAÍN
Y ABEL
Conoció
Adán a su mujer, que concibió y parió a Caín, diciendo: “He adquirido de Yavé un
varón.” Volvió a parir y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor, y Caín
labrador. Y al cabo de tiempo hizo Caín ofrenda a Yavé de los frutos de la
tierra, y se lo hizo también Abel de los primogénitos de sus ganados, de lo
mejor de ellos; agradóse Yavé de Abel y su ofrenda
pero no de Caín y de la suya. Se enfureció Caín y andaba cabizbajo; y Yavé le
dijo: “¿Por qué estás enfurecido y por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que,
si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el
pecado a la puerta? Y siente apego a ti, y tú debes dominarle.”
Dijo
Caín a Abel, su hermano: “Vamos al campo.” Y, cuando estuvieron en el campo, se
alzó Caín contra Abel, su hermano, y le mató. Preguntó Yavé a Caín: “¿Dónde
está Abel, tu hermano?” Contestóle: “No sé; ¿soy
acaso el guardián de mi hermano?” “¿Qué has hecho? — le dijo Él —. La voz de la
sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito
serás de la tierra, que abrió su boca para recibir de mano tuya la sangre de tu
hermano. Cuando la labres, no te dará sus frutos, y andarás por ella fugitivo y
errante”
Dijo
Caín a Yavé: “Demasiado grande es mi castigo para soportarlo. Puesto que me arrojas hoy de la tierra
cultivable; oculto a tu rostro habré de andar fugitivo y errante por la tierra,
y cualquiera que me encuentre me matará”. Pero Yavé le dijo: “Si alguien matare
a Caín, será siete veces vengado”. Puso, pues, Yavé a Caín una señal, para que
nadie que le encontrase le hiriera Caín, alejándose de la presencia de Yavé,
habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.
La
Descendencia de Caín
Conoció
Caín a su mujer, que concibió y parió a Enoc. Púsose aquél a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo. A Enoc le
nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael; Mejuyael a Matusael, y Matusael a Lamec. Lamec tomó dos mujeres, una de nombre
Ada, otra de nombre Sela. Ada parió a Jabel, que fue el padre de los que habitan tiendas y
pastorean. El nombre de su hermano fue Jubal, el
padre de cuantos tocan la cítara y la flauta. También Sela tuvo un hijo, Tubalcaín,
forjador de instrumentos cortantes de bronce y de hierro. Hermana de Tubalcaín fue Noema.
Dijo,
pues, Lamec a sus mujeres: “Ada y Sela, oíd mi voz;
mujeres de Lamec, dad oídos a mis palabras. Por una herida mataré a un
hombre, y a un joven por un cardenal. Si Caín sería vengado siete veces, Lamec
lo será setenta veces siete”
Set y su
Descendencia
Conoció
de nuevo Adán a su mujer, que parió un hijo, a quien puso por nombre Set,
diciendo: “Hame dado Yavé otro descendiente por Abel,
a quien mató Caín”. También a Set le nació un hijo, al que llamó Enós; este
comenzó a invocar el nombre de Yavé.
----------------------------------CRYS------------------------------------
I
La
Verdad tiene las piernas muy largas, cruza los horizontes de los siglos siguiendo el camino del espíritu; la mentira tiene las
patas muy cortas, tan cortas que no se mueve, su camino es aquí y ahora; “la
cuna es mi tumba”, su bandera.
La
victoria de esta bandera nacional-cavernícola en nuestros tiempos conduce al
Fratricidio. Al fratricidio se le puede llamar de muchas formas, justificar de
mil maneras, pero el crimen es un delito, no ante los hombres, se entiende,
pero sí a los ojos de Dios. Si el crimen fuese delito a los ojos de los Estados
los Gobiernos no funcionarían como organizaciones criminales a cuyo servicio se
hayan cuerpos secretos de agentes asesinos dedicados al crimen en nombre del
establishment y coronas.
En
este Capítulo lo primero que vemos es que si a los ojos de los hombres los
criminales que los gobiernan ocultan sus crímenes y sus delitos, poniendo el
Estado en sus manos las herramientas para el fratricidio como para la
ocultación, los ojos de Dios lo ven todo. Razón por la cual el primer
mandamiento de todos los criminales que acceden al Poder es derribar el
Cristianismo.
Sea
que ya fuesen delincuentes antes de acceder al Poder, sea que el Poder los haya
convertido en criminales, este mandamiento de destruir la Moral Cristiana
defendida por la Iglesia Católica es de obligado cumplimiento ideológico.
Gobernar a un ciudadano para quien el que el Poder tiene la función de
administrar los recursos naturales y humanos de la Nación, desechar el interés
personal en bien del interés universal, por fuerza este choque provoca la necesidad
del fratricidio; llámesele Guerra Civil, llámesele Genocidio, llámesele
Dictadura en nombre del Proletariado Socialista, la necesidad de destruir el
Cristianismo, o bien poner de rodillas a la iglesia, caso Rusia actual,
llámesele como se le llame al crimen de ese dios oculto con patas de homo sapiens, la verdad la tenemos
fotografiada en este Capítulo.
La
ambición de Poder, todos los recursos naturales al servicio de esta ambición,
una vez liberada de la Fuerza del Espíritu, se derrama asesina sobre la
conciencia del individuo. Ni hermano, ni vecino, ni prójimo ni extranjero, ni
padre mi madre, nada ni nadie puede detener la consumación del crimen incubado
en esa ambición de alcanzar el Poder por el Poder. El Poder viene con riquezas, con adoraciones de
gusanos corruptos que babean ante la presencia del líder, ese asesino sin
escrúpulos que no duda en conducir a la
guerra civil en defensa de su felicidad
propia ¡ser un dios por un día!
En
fin, la Historia Universal es un museo de horrores cuyas salas las llenan los caínes de todas las naciones y tiempos. Este en particular,
Caín, hijo de Adán, justificó el fratricidio en su derecho a recoger la corona
de su padre Adán; habiendo dicho Dios que un hijo de ese Adán le aplastaría la
cabeza a Satán, Caín se levantó para ser ese Vengador que venciendo al enemigo
de su casa recogería el trono de su padre. Y viendo Caín que Dios tenía su complacencia en su hermano Abel no
vio más salida que matar a su hermano, de esta forma obligando a Dios a
declararle su campeón, heredero de su padre Adán.
Este
breve resumen psicológico es el motor del fratricidio bíblico.
Evidentemente al traducir este acto a
términos históricos debemos hablar de la consecuente guerra civil entre
hermanos por “la corona que bajó del Cielo” y le había sido robada a la casa de
Adán. Desde el Angulo psicológico de Caín la actitud pacifista de su hermano
Abel, pastor, como quien dice siempre con la cabeza en las nubes, le
desacreditaba para la guerra que debía ejercerse por la corona del padre de ambos.
Caín era labrador, hombre que tenía la cabeza en sus músculos, no podía admitir
ni veía que su hermano Abel fuese a declararse en estado de guerra contra los
ejércitos de Satán.
Este
mismo episodio lo tenemos en el Upanishad del Indostán, donde vemos cómo
un familiar se enfrenta a otro en guerra
civil fratricida en nombre de los dioses.
La
Caída del reino de Adán y el consiguiente traspaso de su corona a las manos de
Satán hizo a este príncipe de otro Mundo
dueño y señor de la Tierra, y estando su salvación en la destrucción de nuestro
Mundo comenzó a sembrar la guerra por todos los continentes. Su Bandera, la
bandera del Dragón, se extendió desde Asia a Centroamérica, deviniendo bajo el
Poder de la Serpiente la representación de Dios la de un demonio con forma de
monstruos abominables exigiendo sacrificios humanos para aplacar su sed de
sangre, representación demoníaca que encontró en China su patria final.
El Episodio de Caín y Abel es el epicentro
de aquella guerra fratricida que Satán cultivó por todos los pueblos, llevando
al Poder a los vencedores sangrientos, bajo cuyas coronas comenzó la Historia
de Terror que es la Memoria del Mundo Antiguo. Todas las Mitologías,
recordándola de una forma u otra, hablan de aquella Guerra Fratricida Universal
que convirtió el paraíso con el que
todas las familias de la Tierra habían estado soñando, en el infierno en el que
se levantaron.
En
este caso Dios tuvo misericordia de Caín, hijo de Adán, en razón de haber sido
su deseo de Venganza, su voluntad invencible de enfrentarse al Asesino de su
padre, el motor de su perdición. Este motor, una vez puesto en marcha, ya
no admitía por freno ni al propio Dios.
Dinámica
que vemos una vez y otra a lo largo de los milenios, y al presente la tenemos
viva en los genocidas de nuestro tiempo, siguiendo el ejemplo de los cuales los
aspirantes a dictadores, socialistas adoradores de la dictadura del Siglo XXI
triunfante en Hispanoamérica, en connivencia con esos genocidas, ya instalados en la gloria
del poder absoluto con derecho a la
divinidad de quien no tiene que rendir cuentas ante nadie de sus crímenes y
genocidios, andan buscando la dictadura vitalicia a imagen y semejanza de los
hijos de Satán.
Aquí
entra la pregunta: ¿Por qué Dios, viendo adonde iba Caín, no se le puso en medio? Pues para acceder al árbol
de la vida sí que puso un muro infranqueable, con espada de fuego, pero el acceso al Árbol de la Muerte lo dejó
libre, ¿por qué?
¿Escribió
Dios el fratricidio de Caín acorde a la doctrina satánica de Calvino, creando a
Caín para el Infierno y a Abel para el Paraíso?
NO
quiero perder mi tiempo en discusiones con el Diablo y su casa. Los días de la
Cizaña ya han pasado. La inocencia es un delito cuando conociendo la verdad
se invoca a la ignorancia en defensa de la mentira.
Dios
habla como el que es. Dios no es hombre. Pero el hombre es lo que es, no es
Dios.
Caín,
y aquí todo el mundo debe abrir los ojos, interpretó la Palabra de Dios desde
“la Razón sola” del hombre que él era. Haciéndolo así, como en el siglo XVI el
Caín Alemán nos condujo a la Guerra Civil Mundial Europea, aquel hijo de Adán,
príncipe de Mesopotamia, se arrojó en los brazos del fratricidio porque, desde
su Razón, entendió que debiendo elegir Dios entre él y su hermano Abel para
enfrentarse a la Serpiente Satánica, despreciando por soñador a su hermano Abel
entendió que le corresponda a él, Caín, la Venganza.
Aquí
tenemos a la Serpiente Satánica jugando con la ignorancia del hijo del rey al
que desterrara de su trono. Tan Ignorante fue Adán sobre la verdadera
personalidad de Satán como lo fue su hijo Caín. Adán, incapaz de comprender la
Maldad, pues el Hombre no fue formado en las ciencias de la Guerra y del
Crimen, cuando Satán le vino vestido de santo fraile, ángel de luz en nombre de
Dios ofreciéndole ofrece Poder sobre la
Vida y la Muerte de todos los hombres; Adán, no conociendo la Mentira, porque
en su ser no cabía la idea de una Traición a la Voluntad Divina; Adán se
proclamó dios con la naturalidad del heredero que recibe la herencia de su
padre, del vencedor que recoge la corona de su victoria. Cuando abre los ojos y
ve que su reino se divide a sangre y fuego, ya era demasiado tarde; el fuego
del Infierno de la Guerra ya había comenzado a devorar la Unidad entre las
ciudades; consumida la Unidad entre las familias creció el Odio que procede del
deseo de Venganza.
Pero
esta visión se refiere a las cosas
humanas. Entremos en las cosas Divinas.
II
Es
hora que hablemos de las cosas sobre las que Dios Hijo dijo:
“Si
hablándoos de las cosas de la Tierra no entendéis cómo entenderías si os
hablase de las cosas del Cielo”.
Hoy sí podemos entender de esas “cosas del
Cielo”. Y podemos porque gracias a Dios LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO ha
sido escrita, y aquella Sabiduría reservada para la generación de los hijos de
Dios de la casa de Abraham ha venido a ser nuestra herencia, la casa de los
hijos de Dios de la casa de Cristo. Si ellos nacieron de la carne nosotros
nacemos del espíritu; pero en ambas casas la Promesa vino por Sacrificio. Y si
bien en la primera bastó con la Fe y por la Fe fue justificado Abraham, en
nosotros la Fe viene de la Sangre, y sin la Sangre no hubiéramos sido
justificados, entendiéndose de Aquí que la doctrina satánica que niega la
Justificación por las Obras acusa a dios de ser el ANTICRISTO, pues,
insistiendo, si a los Judíos le vino a “la Justicia por la sola Fe”, a los
Cristianos nos ha venido “la Justicia por las Obras de quien es nuestro Padre Divino,
Jesucristo”, de donde se ve que si la Casa de Abraham no fue sujeta a las
Obras, SÍ lo fue la Casa de Cristo por en cuanto la Justicia vino por las Obras
de Jesús, de manera que la Fe sin las Obras de Cristo, puesto que por las Obras
de la Sangre de Jesús vino nuestra Justificación es, como dijo Santiago, “en el Cristiano la Fe
sin Obras es fe muerta”, y quien tiene fe muerta es presa del Diablo. En
consecuencia quien divide las Obras de la Fe opera el mismo acto satánico de
aquellos que separaron en el Hijo de Dios a Jesús de Cristo, hablando de dos
naturalezas, y en nuestro días quisieron hacer otro tanto a la inversa, separar
a Cristo de Jesús, llamando a esta acto demoníaco Teología de la Liberación,
rápidamente vencida por Juan Pablo II y el Pablo de su tiempo, el Cardenal
Ratzinger.
Dicho
esto, habiendo establecido un muro de
separación entre Cristo y el Diablo en lo que se refiere a la Doctrina del
Reino de los cielos, despejado el camino al Pensamiento de Dios gracias a la
HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO, podemos entrar en Su Mente y ver desde
Sus ojos la estructura de los Acontecimientos que determinaron nuestra Creación
acorde a las pautas descritas de Participación en nuestra Formación de los
hijos de Dios “no de nuestra creación,” todos Ciudadanos del Mundo Eterno del
que bajó el Rey de reyes y Señor de señores cuya Corona gobernaba sobre ellos y
sus Mundos.
Las
Guerras que tuvieron lugar entre los reino del Imperio Divino se sucedieron
lejos de los ojos de Dios y su Hijo. Dios quiso mantener a su Hijo fuera del
conocimiento de aquellas guerras; y viendo que debía tomar medidas
revolucionarias definitivas que tocasen techo en la Eternidad procedió a la
Creación de nuestros Cielos y de nuestra Tierra. Dado que en LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL
GÉNESIS ya está descrita la serie de acontecimientos que Dios protagonizara durante los Días de
nuestra Creación pasaremos de largo y nos internamos en la Mente de Dios
específicamente mirando a la Formación del Hombre.
Es
evidente que Dios no podía mantener a su Hijo fuera del Conocimiento de las
Guerras que durante su Ausencia habían tenido lugar en su Imperio. Escritas la
Historia de esas Guerras era necesario que su Hijo las leyese, pero no en
ningún libro sino en la Mente de su propio Padre.
La Historia de la Ciencia del Bien y del Mal se remonta a la Eternidad. Dios había conocido infinitos mundos a lo largo de la Increación y vio cómo se hundieron todos en el Polvo. Primero con naturalidad, luego siendo quemados por el fuego de sus guerras. Esta parte de la Vida de su Padre no la conocía su Hijo. Su Padre había querido mantenerle lejos de una Experiencia personal que había quedado atrás y no regresaría más. Por esro leemos : YO soy Dios, yo he sido formado y no habrá otro después dee mí. La
entrada de la Cizaña Maligna en su Imperio, incendiando con su Infierno la
Paz de su Paraíso cambió esta determinación. Era necesario que su Hijo
conociese la existencia de esa Ciencia Maldita a la que le iba a poner Fin para
siempre mediante la Ley del Destierro contra cualquiera que volviese a
declararle la Guerra a su hermano.
Una
cosa es conocer y otra cosa es vivir. A su Hijo Jesús le bastaba conocer para
vivir, al igual que a su hijo Adán le bastaba la palabra de Dios para creer. Al
darle Dios a leer al Hombre la Historia de las Guerras de sus hijos antes de la
Creación de la Tierra, Dios dirigía los ojos de su Hijo Jesús a su propio
Ser.
Como
a un hijo que ama a su padre, cuando su padre le dice “no hagas eso, que puedes
morir” le resulta la obediencia a la palabra de su padre un acto natural, el
Conocimiento de lo que vivió su Padre en la Eternidad, sin la necesidad de
vivirlo en su propio Ser, le fue suficiente a su Hijo.
Dios
había perdonado a sus hijos y estableciendo la Ley sobre la base del Verbo le
ponía Fin a aquellas guerras.
La
Ley es la Palabra de Dios,
La
Palabra de Dios es el Verbo,
el
Verbo es Dios.
La
Transgresión de la Ley contra la Guerra dada a conocer en la Tierra conllevaba
el Destierro Eterno. La Invocación al Padre contra el Juez quedaba cerrada por
la Eternidad.
Y
sin embargo la Eternidad ¿qué es? El Creador del Cosmos y del Árbol de los
Mundos es Eterno por naturaleza increada. La Creación de universos es su
pasión. La pasión sabemos todos los que es. La Pasión es ese acto de
creación que absorbe todo el ser y lo pone por encima del Tiempo. Por su
pasión por la creación, en y durante, el creador sume su ser en el corazón de un
acción que absorbe toda su energía y emprende un viaje sin límites en el
tiempo.
En
el descubrimiento de sus Guerras una parte de los hijos de Dios encontró la
pasión. Aunque vencidos, volvieron al campo de batalla con la pasión de quien
ha encontrado en la Guerra esa dimensión
que hace vivir la eternidad como si se fuese un dios verdadero. Ver a Dios desplegando su Omnipotencia y Omnisciencia
sobre el Cosmos, creando un universo nuevo, trayendo a la vida un nuevo mundo…
fue para esos hijos de Dios una experiencia increíble, pero lo que ellos quería
vivir era su propia vida, vivir en un
universo sujeto a leyes dictadas por ellos, leyes alimentadas por la savia del árbol de la
Guerra, ese Árbol de la ciencia del bien y del mal contra el que Dios levantó
esa Ley por la que o vivían a su Luz o eran desterrados a las Tinieblas.
La
pasión por un imperio gobernado por ellos, todos dioses de un olimpo más allá
del bien y del mal era en ellos tan fuerte como el deseo de Venganza de Caín. Y
precisamente porque lo era había Dios querido curar su mal erigiendo la Ley que
pena la Guerra a Destierro Eterno.
Jamás
creyó Dios, como Creador, que sus hijos se rebelasen hasta el punto de preferir
el Destierro a vivir en un Reino gobernado por su Paz.
Pero
aun, pensaron ellos, había una posibilidad de obligar a Dios a abolir esa Ley y
bendecir la conversión de su Casa en un
olimpo de dioses. Es decir, ¿qué pasaría si el Niño Amado de su Padre se
apuntase a la fiesta? Supuesto este caso
¿desterraría Dios de su lado a su hijo adorado?
Sólo
había una forma de saberlo. La decisión de vivir en el Infierno del Destierro a
existir en un Mundo gobernado por la Paz había sido de todos modos tomada. La
posibilidad estaba sobre la mesa. NO había más que arrastrar a Dios a permitir
el despliegue de la Ciencia del bien y del mal sobre la Tierra, liberar las
fuerzas de la Muerte sobre la vida del Género Humano, y que la Guerra hiciese
el resto. La Maldición la asumían por descontada, pero… ¿y si ganaban para su
causa al Hijo de Dios?
Había
que matar al Hombre. Dándole a creer que esa Conversión de la casa de los hijos
de Dios en dioses ya había sido bendecida por el Dios de los dioses, el Hombre
se proclamaría dios y como dios dirigiría la Expansión de su reino a sangre y
fuego. El resto dependería de los acontecimientos.
III
Dios dice “la más astuta de las bestias del campo”. La condición de hijo de Dios le fue retirada a Satán ipso facto. Era una bestia y como bestia se movería de entonces en adelante. Aquí entramos en esos teólogos y divinos que tomaron al
pie de la letra la Escritura y hasta creyeron que fue una serpiente de verdad con
el don de la palabra la que engañó al primer rey de Mesopotamia. Interpretación
insana que sumada a la incongruencia de traducir en maldición la bendición
reproductora divina, haciendo del sexo un pecado, debía por lógica producir la reacción
contraria, siendo respondida con la incredulidad y finalmente con la negación de
la existencia de este Episodio.
¿Por
qué Dios pospuso la Venganza a miles de años en la distancia de la primera
guerra civil que el mundo conoció?, ya la he respondido en la HISTORIA DIVINA.
Resumiendo: la Rebelión de aquéllos hijos “malvados” contra la Corona del Rey
de reyes y Señor de señores llevada al extremo de declararle la Guerra al propio
Dios, obligó a Dios a mostrarle a toda
su Casa la Causa por la que su Maldición
contra la Ciencia del bien y del mal es a perpetuidad. Hoy tras seis mil años
viviendo en nuestra carne el horror que el Futuro Maligno de esa Ciencia: LA
GUERRA, ha desatado sobre nuestro Mundo no hay necesidad de más discursos. La Maldición
de Dios contra la Ciencia del Bien y del mal la hacemos nuestra; la Sentencia
contra la Guerra y sus adoradores la vivimos como nuestra. Letra por letra
firmamos la Maldición de Dios contra todo ser que rompa la Paz y coma del Fruto
del Árbol maldito: LA GUERRA.
Quien
quiera que como de ese fruto, él y su nación, morirán. No hay Justificación
de ninguna clase que avale la Guerra. Quien la hace, se condena a muerte, y la
nación que la avale, será destruido de la faz del Universo y de la Creación de
Dios.
La Guerra es una Abominación a los ojos de DIOS, y es una Abominación a los ojos de la CASA de YAVÉ y SION; sean hijos de Abraham, sean hijos de Cristo, sean hijos del Cielo, la GUERRA es una abominación a los ojos de todos, sin excepción. El Juicio de Dios sobre quien hace la GUERRA, contra la nación que bendice el Genocidio, es el Destierro eterno de su Creación. NO
hay ni iglesia ni Religión, no hay fuerza ni ejército en el universo entero que
pueda salvar de este Juicio a quien se declara por sus obras hijo y discípulo
de Satán.
Pues
que “por las obras no conocemos” la astucia del Diablo al separar la Fe de Jesús de las Obras de Cristo condujo a naciones de ciegos a no
ver que por sus obras, al declararle la Guerra a sus hermanos católicos se
hicieron hijos y siervos del o Satán que desde que mató a Adán se encontró en la NECESIDAD ABSOLUTA DE DESTRUIR el Género Humano para
salvar él su pellejo.
IV
La
conclusión básica que se deduce de estos acontecimientos, con independencia de
su conexión cronológica y desarrollo histórico, tiene que ver con la locura
de atreverse a poner a pretender poner a Dios contra las cuerdas. La demencia
de Satán, la Serpiente madre del Dragón, fue absoluta; quiso poner a Dios entre
la espada y la pared interponiendo entre
el Verbo y Dios a su Hijo. La Locura era absoluta porque Dios les había mostrado
a sus hijos la relación de su Hijo con el Verbo, relación que finalmente se nos
revela a nosotros en las palabras de San Juan : “EL Verbo es Dios, y el Verbo
se ha hecho carne”. LO que se traduce en las palabras del propio Hijo de Dios cuando dice “el Padre y yo somos una sola
cosa… un solo Espíritu”. La sola idea de creer que el Hijo de Dios puede ser
tentado es demencia total. El Espíritu del Padre es el Espíritu del Hijo, por
eso dice la Iglesia “Dios de Dios”. La envidia de la Verdad de esta Declaración
fue la raíz de esa Locura. Más allá de las consecuencias sobre nuestro Género
la verdadera raíz de la Locura de Satán y sus hermanos en la Declaración de Guerra contra el Espíritu
Santo fue la Envidia del Trono y Corona del Hijo de Dios. Ponernos a psicoanalizar las bases de esta demencia es comenzar a ponerse a su altura. ¡Vade retro
Satanás!
En
el caso de Caín la raíz de su homicidio es distinto. Caín quiso poner a Dios contra
las cuerdas, pero por diferente razón. En Satán fue la Envidia. En Caín fue el
deseo de Venganza. Su argumento racional era pecaminoso por en cuanto presuponía que matando a su hermano no le
dejaba a Dios más opción que el fratricida para consumar la Sentencia que dictara
contra Satán. La idea era tan descabellada que no pudo detener su marcha hacia el asesinato; enfrentarse
a Dios, ¡poner a Dios de rodillas ante un hecho consumado! Un tipo distinto de locura, pero locura al fin
y al cabo.
¡Cómo se atreve un animal de carne y hueso por
Dios, animado de vida inmortal por el
Poder de su Omnisciencia! es un fenómeno que por fuerza debía levantar un huracán en la Mente Divina. En nuestros
días tenemos esta misma locura hecha carne en la Federación Rusa, a la cabeza de
la cual se ha puesto un cerebro contagiado de la locura satánica de amenazar a
la Creación entera de Dios en la Tierra con la destrucción absoluta, sin
entender que amenazar a la Creación de Dios ES AMENAZAR A SU CREADOR. Dios le mostró Misericordia a Caín en base a la
imposibilidad de conocer el Pensamiento de Dios a que fue condenado el Género Humano
en respuesta a la Transgresión de Adán. De esta Misericordia fue desterrado Satán porque conocía el Pensamiento
de Dios sobre su Proyecto de Formación del Reino de Adán a la imagen y semejanza
de los reinos de sus hijos. La Misericordia para con esta Federación que se ha
atrevido a amenazar a Dios con la destrucción de su Creación, el Género Humano,
esta sujeta a la misma Condena de Destierro de la Tierra a que ha sido
condenado el padre de esa Federación, Satán, porque conociendo a Jesucristo contra Jesucristo
se ha alzado como señor y dios de la Tierra
y como tal, en base a su poder destructor, deben todas las naciones doblar las
rodillas ante su corona maligna.
NI
que decir tiene que la misma locura que condujo a Satán a poner a o contra las cuerdas es la locura que
ha levado a Moscú y sus cuerpo federal a lanzar un ultimátum contra el Hijo de Dios, imponiéndole su brazo nuclear
como quijada de asno de manera que si no
dobla SUS rodillas, entregándole el Poder sobre su Reino en la Tierra, su brazo
caerá sobre el Género Humano en su totalidad.
Dios
lo ha dicho y su Palabra es el Verbo: Satán va a ser desterrado de su Creación, y con él lo van a ser todas las
fuerzas que la Muerte ha levantado en los últimos siglos en la Tierra para conducir
al Género Humano a su destrucción.
V
Pero
aquí lo que a nosotros nos interesa es la Sabiduría Divina a la hora de fundar una Sociedad abierta a la Eternidad. Obviamente nosotros, nacidos
en un mundo esclavizado a la Muerte, miramos
el Futuro dentro del marco de una vida mortal. Pero nuestro Creador, siendo
quien es, teniendo por horizonte en el Tiempo la Eternidad y en el Despacio el
Infinito, por lógica natura proyecta su pensamiento dentro de este marco divino.
Y estando su Sabiduría basada en una experiencia viva en un Cosmos donde el Árbol
de los Mundos le tuvo por Causa Metafísica de su existencia, debemos entender
que a la hora de fundar esta Sociedad en la que Creador y Creación pasan a formar
un cuerpo orgánico sobre la base de la Constitución de un Reino, esta Constitución
debe por necesidad fundarse en una Columna Indestructible capaz de soportar el peso
de un Reino abierto a la Eternidad en crecimiento hasta el infinito. Esta Columna
es el Verbo.
Y
el Verbo es la Palabra de Dios. Y la Palabra es Dios. De manera que la Palabra
de Dios porque es el Verbo es Ley, y porque esta Ley es el Verbo y el Verbo es Dios
la Ley adquiere la Naturaleza del propio Legislador, y siendo este Legislador quien
es : YAVÉ DIOS, la Ley es Incorruptible, Santísima, Perfecta, Inmaculada,
Inmarcesible, Todopoderosa, Omnisciente. Lo que quiere decir, que diciendo Dios
“NO comas, porque Morirás” esta Ley es Incorruptible,
Santísima, Perfecta, Inmaculada e Inmarcesible, queriendo decir, como vemos por
la experiencia, que quien la transgrede queda sentenciado a la Pena escrita en su Texto.
De
donde se ve que habiendo sido la Creación formada a la Imagen y semejanza de su
Creador la Palabra de todo Ciudadano del Reino de Dios tiene por Modelo la NATURALEZA de la Palabra Divina, significando que la palabra de todo hijo de Dios
es ley para el que la engendra. Y una desviación de esta Naturaleza de la Palabra en nosotros es una
declaración de guerra contra el propio individuo,
quien creciendo en esta dinámica conduce a la declaración de guerra de la creación
a la Personalidad de su Creador, que, en definitiva, es el verdadero núcleo
original de la Rebelión de una parre de sus hijos contra el Espíritu que vive en Dios, Padre e Hijo,
que no es otro que el Espíritu Santo.
En
términos actuales y concretos, haciendo sabiduría de los acontecimientos que
vivimos, decimos que la Traición a la palabra de un Tratado firmado por un Estado
es una Declaración de Guerra contra ese Estado por el Gobierno traidor a la
Palabra de su Estado. Pero no sólo es el Agresor, en este caso el Gobierno de Rusia, quien traicionando la Palabra de Moscú,
firmada en el 1994, por la que las Fronteras de Ucrania serian inviolables en respuesta a su Renuncia a su Potencia Nuclear;
no sólo es el Gobierno de Moscú quien ha caído en la Traición a la Palabra de Rusia al
romper la Palabra sellada en el 1994, son además los Gobiernos de Washington
y Londres, Paris y Beijing los que han traicionado
la Palabra de sus Estados, por esta Traición deviniendo sus gobernantes objeto
de llamamiento ante los Tribunales del Estado; son además los Estados Mayores
los que permitiendo esta Traición son responsables de alta traición a sus
Estados al permitir que la Palabra de sus Naciones sean pisadas por los Gobiernos
entre cuyas fronteras sus ejércitos tienen la misión de defender la Paz.
Esto
quiere decir que la Constitución del Reino de Dios basa su existencia en el
Espíritu del Creador. De manera que la Personalidad Divina deviniendo el Modelo
de crecimiento de todos los Ciudadanos de su Reino tomamos por nosotros mismos
la Responsabilidad de la Paz entre los Pueblos y Naciones en razón de nuestro Fraternidad
en el Espíritu de nuestro Padre y Creador, Paternidad en la que nace la Igualdad
que nos hace a todos vivir la Libertad en el seno de la gloria del espíritu del
Verbo que vive en todos nosotros. Espíritu por el que la Palabra de un hombre
como la de un Estado está sujeta a la Ley, de forma que cualquier Obediencia
debida a un Gobierno traidor a la Palabra de su Estado abole inmediatamente la
Legalidad de ese Gobierno. Lo que implica que ante los ojos del Legislador Divino
la obediencia de un Estado Mayor a la Traición del Gobierno a la Palabra de su
Estado queda sujeta a la Justicia debida
delante de la Ley, pues, como se entiende, la Obediencia Debida de todo Ciudadano,
independientemente de su posición social, es a la Paz del Rey : JESUCRISTO. Lo
contrario, que la institución de un Gobierno abola la Obediencia al Rey Divino es una Declaración de Guerra a su Corona. Y en consecuencia se sujetan
el Estado Mayor y sus ejércitos a la correspondiente Transgresión, que deriva
en la destrucción de sus cuerpos.
La
Obediencia Debida al Rey abole la obediencia a los Gobiernos nacionales cuando
éstos se levantan contra la Ley de la Paz
del Rey. La justificación para una Invasión Bélica en intereses personales y
materiales del Gobierno al que se esclaviza, rechazando la Ley del Rey Divino, expone a ese Estado Mayor a la Ley por la que
su cuerpo es desterrado de la Vida y sentenciado a Muerte.
Únicamente
la Ley de la Paz del Rey, fundada sobre la Ley del Creador, su Padre, es la Garantía
del Crecimiento del Árbol de la Plenitud de las naciones de la Creación en el
seno de la Libertad de quienes siendo Ciudadanos vivimos la gloria de ser hijos
de Dios, y porque lo somos tenemos en el Rey abierta la Puerta a la Omnisciencia
que, regando nuestra Inteligencia, vivifica las naciones y mantiene despierta la
Meta para la que todos fuimos creados : La Felicidad en la Vida a la Imagen y
Semejanza de la Vida de nuestro Creador: Vida eterna.
VI
Luego
el Libro de Dios es, desde su Principio, una universidad de Sabiduría. Su primera lección es Su Respuesta
a cuál es el origen de la ciencia del bien y del mal, cuyo fruto es la Guerra.
Basta abrir el Libro para leer la
respuesta :
la
utilización de la Palabra como arma de Guerra;
la
Palabra como arma de manipulación para arrastrar al prójimo al abismo de la
esclavitud que la Mentira implica;
la
traición a la propia Palabra,
la
rebelión contra la Ley de la Paz del Rey Divino, JESUVRISTO;
la
alienación por el propio individuo de la gloria de su Libertad por la que su Obediencia,
eterna y sin límites, es al Rey, JESUCRISTO.
Todos
somos hijos de Dios, pero cada uno es Creación de Dios para disfrutar de la Vida a su Imagen y Semejanza en el Espíritu
de su Personalidad, de cuya Palabra vive toda Su Creación, pues es su Palabra
de donde nos viene la Vida Animada, es decir, la Inteligencia, y esta Inteligencia
abierta a su Omnisciencia en el seno de la Ley Universal por la que siendo
todos hijos de Dios todos somos Ciudadanos del Reino de su Hijo, cuya Corona Todopoderosa es la Garantía sempiterna de la Paz, la
Libertad y la Vida de todas las naciones y pueblos de la Creación de su Padre.
DESCENDENCIA
DE ADÁN; GENEALOGÍA DE CRISTO
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